El programa parte de un diagnóstico corto que relevamos en campo: entrevistas, recorrido “gemba” y lectura de métricas actuales. Con eso armamos un mapa de cuellos de botella y priorizamos dos o tres mejoras de alto impacto que puedan implementarse sin fricción ni inversiones enormes.

Cada módulo sigue la secuencia marco → práctica → tarea: damos el fundamento, lo bajamos a un ejercicio sobre un caso real del negocio y dejamos una acción concreta para la semana. Las sesiones se programan en bloques de 2 horas para no romper la operación diaria y garantizar continuidad.

En paralelo, trabajamos con líderes en hábitos de seguimiento: reuniones cortas, tableros visibles y una guía de feedback que entusiasma al equipo en lugar de “controlarlo”. El cierre incluye un plan de 90 días con responsables, metas cuantificables y señales tempranas de éxito para ajustar a tiempo.